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EL SUEÑO DE UNA GENERACIÓN

Tiempo atrás, la valentía de un par de jóvenes que no tenían nada más que una simple idea loca los condujo al éxito de forma exorbitante llevando con ellos tan solo sus ganas de salir adelante y sus más preciadas pertenencias.

Pablo y Ricardo eran dos hermanos peruanos que desde siempre soñaron con seguir los pasos de su padre, anhelaban convertirse en los más grandes arquitectos de su país, una pasión inculcada por su familia, quienes por cierto, no contaban con una posición económica favorable gracias a un infortunado robo por el que tuvieron que atravesar luego de haberlo tenido todo.

Su padre, al no conseguir trabajo en lo que realmente era bueno, simulaba en las noches junto Pablo y Ricardo que tenían una compañía, una empresa de arquitectura prestigiosa, el inicio de este juego siempre se daba sobre una mesa de madera con acabados perfectos, patas gruesas con una terminación curva y un color tan natural que alegraba los espacios donde se ubicara, allí, sobre esa mesa, creaban juntos grandes ideas e imaginaban que tenían numerables contrataciones y que construían grandes edificios y estructuras que fascinaban a quienes las
visitaban.

Fueron pasando los años y los jóvenes ya adolescentes aún anhelaban llegar a casa en las noches para pasar tiempo con su padre y reunirse en la mesa, la cual, era el centro de atracción y punto de encuentro de la familia, pues allí se reunían en cada celebración especial porque era lo bastantemente grande como para que cupieran todos y compartieran sus anécdotas e historias que desataban risas, llanto y momentos memorables.

Los días pasaban cada vez más rápido y papá no pudo soportar más la presión de no tener un trabajo estable, situación que le generaba un inmenso estrés, lo cual, provocó enfermedades que lo llevaron a la muerte, dejando así a cargo de la familia a Pablo y Ricardo, los nuevos hombres de la casa.

Al seguir adelante y mantener vivo el recuerdo de su padre, juntos decidieron emprender en el mundo de la arquitectura, juntos tocaron puertas para lograr lo que su padre no puedo, recuperar su vida y vivir de lo que realmente les apasiona.

Por fortuna para todos, los hermanos consiguieron un pequeño trabajo en una empresa de arquitectura donde empezaron como practicantes, allí fueron desarrollando ideas e iban ascendiendo de cargo hasta lograr tener una oficina propia dentro de la entidad, y claro, no podía faltar la mesa de madera en ella, la ubicaron en el centro y la rodearon con sillas que iban acorde con su diseño, ambientaron ese espacio como si fuera su hogar, ¡se sentían como en casa!

Al estar más preparados profesionalmente, los jóvenes decidieron crear su propia empresa, así que fueron ahorrando y preparando todo hasta que por fin se atrevieron y consiguieron rentar unas instalaciones que estaban a diez calles de distancia de su trabajo actual, ¡un sueño estaba por cumplirse! Así que empacaron lo que más pudieron y se contactaron con la empresa de mudanzas, pero, por desgracia, al momento del traslado, la empresa encargada no prestó atención a sus pertenencias, dejando así un sinsabor en Pablo y Ricardo, pues el personal de la empresa de mudanzas había golpeado y arañado la mesa de madera que tan especial era para ellos, pues algo que no sabían, es que esa mesa la construyeron junto con su padre, por lo que tiene un valor emocional lo suficientemente grande… Claro que la empresa de mudanza se excusaba diciendo que la mesa era demasiado grande, que pesaba mucho, un sinfín de peros que los hermanos no quisieron escuchar más.

En medio de su dolor acudieron a sus amigos y familiares más cercanos, de esta forma, entre todos, arreglarían la tan preciada mesa, pues la idea era dejarla tal cual la tenía su padre.

Lograron dejarla como nueva, todo empezaba a marchar estupendamente, incluso, uno de los hermanos firmó un contrato en el exterior, pues requerían de los servicios de su empresa en Panamá; los jóvenes, entre tata dicha y celebración empacaron, hicieron sus maletas y viajaron para conocer sus nuevas instalaciones; allí, se enamoraron de la gente, del ambiente y de sus costumbres, por lo que dieron un sí rotundo para trabajar allí.

El paso a seguir fue contactar una empresa de mudanzas corporativas en Panamá, buscaron la que más se acomodaba a sus necesidades, por lo que acudieron a Panamá Intermoving and Relocation, quienes con gusto se hicieron cargo del papeleo, el embalaje, el transporte y la ubicación de todas sus pertenencias en el nuevo lugar de trabajo.

Los hermanos Pablo y Ricardo, al momento de entrar a su nueva oficina y ver el estado de su mesa después del viaje estaban algo consternados, impacientes y preocupados, pues no habían tenido una buena experiencia, pero al abrir la puerta, y ver en el centro su mesa en perfectas condiciones, sin golpes y sin rasguños, ambos se vieron con lágrimas en los ojos y juntos dijeron, ¡aquí estamos cumpliendo tu sueño, papá!

En PIR sabemos que tus pertenencias cuentan con un valor significativo y emocional, es por eso que las tratamos como si fueran nuestras; entendemos las historias detrás de cada familia que decide contactarnos y es por eso que nos encargamos de ofrecerles siempre lo mejor, pues como siempre lo hemos dicho, nos encargamos de mover tu mundo con pasión.

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